Espiritismo para niños
Autora: Célia Xavier Camargo
Edição 165 – 4 de julho de 2010
Edición 165 – 4 de julio del 2010
Árvore boa, frutos bons
Árbol bueno, frutos buenos
Armando era um menino que, apesar da boa educação que recebia no lar, estava sempre a fazer coisas erradas.
Armando era un niño que, a pesar de la buena educación que recibía en el hogar, estaba haciendo siempre cosas malas.
Gostava de brigar e vivia provocando as pessoas. Destruía os seus brinquedos e os dos coleguinhas, fazia brincadeiras de mau gosto e tinha o hábito de reclamar de tudo.
Le gustaba pelear y vivir provocando a las personas. Destruir sus juguetes y los de los coleguitas, hacía juegos de mal gusto y tenía el hábito de protestar por todo.
Mas, se alguém perguntava qual era a sua religião, ele respondia sem pestanejar:
— Sou espírita!
Pero, si alguien preguntaba cual era su religión, él respondía sin pestañear:
— ¡Soy espírita!
De fato, ele freqüentava as aulas de Evangelização na Casa Espírita perto de onde morava, mas seu comportamento era um terror, perturbando a aula e atrapalhando os outros alunos.
De hecho, él frecuentaba las aulas de Evangelización en la Casa Espírita cerca de donde vivía, pero su comportamiento era un terror, perturbando el aula y entretenía a los otros alumnos.
A mãe, preocupada, tudo fazia para orientá-lo, porém sem resultado.
La madre, preocupada, hacía de todo para orientarlo, sin embargo sin resultado.
Certo dia, cansada de receber reclamações e de inutilmente tentar ajudar o filho, a mãe rogou socorro a Jesus. Depois de muito pensar, adormeceu.
Cierto día, cansada de recibir reclamaciones y de inútilmente intentar ayudar al hijo, la madre rogó socorro a Jesús. Tras mucho pensar, se durmió.
Na manhã seguinte ela acordou com uma idéia na cabeça. Chamou Armando e lhe pediu:
A la mañana siguiente ella despertó con una idea en la cabeza. Llamó a Armando y le pidió:
— Meu filho, quero fazer uma salada de frutas. Por favor, vá até o quintal e traga-me algumas laranjas da bananeira.
— Mi hijo, quiero hacer una ensalada de frutas. Por favor, ve hasta el patio y traeme algunas naranjas de la bananera.
O menino, surpreso, retrucou:
El niño, sorprendido, replicó:
— Mamãe, mas bananeira não dá laranjas!
— ¡Mamá, pero la bananera no da naranjas!
— Ah! É verdade. Então, traga-me maçãs da laranjeira.
— ¡Ah! Es verdad. Entonces, tráigame manzanas de la naranjera.
Novamente, o garoto reclamou:
Nuevamento, el chico protestó:
— Impossível, mamãe. Laranjeira não dá maçãs. Produz laranjas.
— Imposible, mamá. Las naranjas no dan manzanas. Produce naranjas.
Como se estivesse pensando, a mãe retornou:
Como si estuviese pensando, la madre replicó:
— Bem, então me traga um cacho de uvas do abacateiro que tem lá no fundo do quintal.
— Bien, entonces me traes un racimo de uvas del aguacate que hay allá en el fondo del patio.
Mais surpreso ainda, o menino retrucou:
Más sorprendido aún, el niño replicó:
— Mamãe, abacateiro não dá uvas, só abacates!
— ¡Mamá, el aguacate no da uvas, sólo aguacates!
Nessa altura da conversa, o menino já estava muito preocupado com a mãe.
A esa altura de la conversación, el niño ya estaba muy preocupado con la madre.
Mas a senhora fitou o filho atentamente e perguntou, tranquila:
Pero la señora miró al hijo atentamente y preguntó, tranquila:
— Por quê?
— ¿Por qué?
— Por quê?!... Porque, é claro, cada árvore só produz o seu próprio fruto, mamãe! — respondeu Armando.
— ¡¿Por qué?!... ¡Porque, está claro, cada árbol sólo produce su propio fruto, mamá! — respondió Armando.
— É verdade! Você tem toda razão! — disse a mãe. — Jesus ensinou que a árvore boa não produz frutos maus, e a árvore má não pode produzir frutos bons. Acho, então, que sou uma árvore má.
— ¡Es verdad! ¡Tú tienes toda la razón! — dijo la madre. — Jesús enseñó que el árbol bueno no produce frutos malos, y el árbol malo no puede producir frutos buenos. Pienso, entonces, que soy un árbol malo.
— Por que, mamãe?
— ¿Por qué, mamá?
— Como é que aqui em casa, onde somos espíritas, onde seu pai e eu só ensinamos o bem, o respeito, e o amor às pessoas, você teima tem fazer sempre o pior? É isso o que lhe temos ensinado?
— ¿Cómo es que aquí en casa, donde somos espíritas, donde tu padre y yo sólo enseñamos el bien, el respeto, y el amor a la personas, tú te obstinas en hacer siempre lo peor? ¿Es eso lo que te hemos enseñado?
Ao ouvir a mãe falar daquela maneira, o garoto entendeu que ela falava do comportamento dele, e entrou a meditar, baixando a cabeça, envergonhado.
Al oír a la madre hablar de aquella manera, el chico entendió que ella hablaba del comportamiento de él, y empezó a meditar, bajando la cabeza, avergonzado.
Depois, Armando levantou os olhos e concordou:
Después, Armando levantó los ojos y estuvo de acuerdo:
— Tem razão, mamãe. Sei que tenho agido mal e vou procurar me corrigir. Você ainda vai ter orgulho de mim! Vai ver que é uma árvore boa e que dá frutos bons.
— Tienes razón, mamá. Sé que he actuado mal y voy a buscar corregirme. ¡Tú aún vas a tener orgullo de mí! Vas a ver que es un árbol bueno y que da frutos buenos.
A mãe abraçou o filho com carinho, satisfeita por ter conseguido chegar até o coração dele e, aliviada, agradeceu o socorro do Alto que recebera.
La madre abrazó al hijo con cariño, satisfecha por haber conseguido llegar hasta el corazón de él y, aliviada, agradeció el socorro del Alto que había recibido.
Tia Célia
Mensaje traducido por el Grupo Amor y Acción-España – Em: 21.09.2010