Redacción del Momento Espírita
¿Por qué, para ciertas mujeres que desean mucho ser madres, ocurren abortos espontáneos?
¿Qué ocurre, en esos casos, al Espíritu que se preparaba para reencarnar en aquel cuerpo que estaba en formación?
Una señora narró, al periódico italiano L´aurora una experiencia muy interesante.
Ella estaba embarazada y feliz. Estaba en el cuarto mes de gestación. Los exámenes preliminares le habían anunciado el sexo del niño: sería un niño, y ella se hube apresurado a comenzar a llamarlo André.
Entonces, una noche, ella soñó que estaba acostada en un lecho de hospital, sin presentar el vientre desarrollado, propio del embarazo.
Extrañó, pues no conseguía entender lo que había ocurrido. Se levantó y fue hasta la ventana del cuarto. Un jardín se desvelaba abajo y en el un niñito le sonría y la saludaba con su manita.
Ella lo miró y le dijo:
Hasta pronto, mi tesoro. Lo nuestro es solamente un hasta pronto, no un adiós.
Despertando, pocas horas después, Giovanna necesitó ser encaminada al Hospital de la localidad, bajo amenaza de un aborto.
La doctora, auxiliada por su equipo, se esforzó al máximo, sin conseguir evitar el aborto espontáneo.
Una gran tristeza invadió aquel corazón materno, ansioso por el nacimiento de un hijo más.
Desalentada y triste, lloró hasta agotarse las lágrimas. Y el sueño de la noche anterior entonces tuvo sentido para sí: su hijito venía a despedirse. Y ella se hubo despedido de él.
Fue el anuncio de la tristeza que estaba a camino y que invadiría aquel corazón femenino.
Tal vez, más tarde, en un otro momento, él pudiera volver, en un nuevo intento de gestación. Sobre todo porque, conforme el sueño, fue una despedida temporal.
* * *
¿Por qué ocurren abortos espontáneos? El Codificador de la Doctrina Espírita, Allan Kardec, se interesó por la delicada cuestión.
Las respuestas lúcidas de los Espíritus de luz se encuentran en El Libro de los Espíritus.
En síntesis, esclarecen los mensajeros celestes que, las más de las veces, esos eventos espontáneos tienen por causa las imperfecciones de la materia.
O sea, las condiciones inadecuadas del feto o de la gestante. Otras, el Espíritu reencarnante, temeroso de las luchas que tendrá que enfrentar en la vida más tarde, desiste de la reencarnación, vuelve atrás en su decisión.
Retirándose el Espíritu que presidía al fenómeno reencarnatorio, el niño no venga, la gestación no llega a término.
La gestación fallida es dolorosa experiencia para los padres y para el Espíritu en proceso reencarnatorio.
Como no existe sufrimiento sin causa anterior, llega a esos corazones, como medida saludable para un ajuste de débitos anteriores.
Para el Espíritu que realizaba el intento, siempre una preciosa lección.
Volverá al palco de la vida terrena, después de algún tiempo, en nuevas circunstancias.
* * *
Para quien aguarda el nacimiento de un hijo, se constituye en doloroso trance la frustración del proceso de la gestación.
De un modo general, vuelve el mismo Espíritu, superadas las dificultades para la reencarnación.
Si fueran inviables las condiciones para ser agasajado en el vientre que elige para su madre, engendra otras formas de llegar al hogar paterno.
Es en esas circunstancias que la adopción hace llegar a los padres no biológicos al hijo inestimable del corazón.
Redacción del Momento Espírita
El 09.04.2009
Con este mensaje electrónico
Siguen muchas vibraciones de paz y amor
Para usted
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Mensaje traducido por-Isabel Porras-España – En. 08.07.2011
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